domingo, enero 20

EXILIADOS #12

Que una colección de mutantes esté fuera de la órbita de la Patrulla X y que sobreviva en el mercado mas de 100 números, parece más un deseo de un editor de Márvel, que una realidad tangible. Pues bien, eso es lo que ocurre con los Exiles (Los Exiliados en nuestro país). Su aparición allá en Junio de 2001 fue más bien discreta; ni siquiera logró situarse entre los 10 cómics mas vendidos del mes. Algo más de 50000 copias, nada que ver con las cifras de otros mutantes. Pocos hubieran apostado por su supervivencia más allá de un año. Y 100 números después, ahí sigue en los USA, con unas ventas estables y con, a partir de este mes, nuevo título, New Exiles, nuevo equipo creativo, con Claremont a la cabeza y comenzando desde el número uno.

Iniciamos el artículo recordando cifras para acercarnos desde un punto de vista distinto al habitual. Hablamos de un cómic donde, ni tenemos a alguno de los personajes estrella de la editorial, ni tampoco es un título de los denominados “imprescindibles” para la mayoría de los lectores habituales. Tampoco es de obligada compra por su interrelación con el resto de series. Entonces, ¿Cómo es posible que perdure en el mercado sin esos pilares, básicos a priori?
En primer lugar, hay que darle las gracias a Judd Winick. Este guionista, tomó el proyecto bajo su manto y le dotó de una personalidad distinta a la habitual. Con inteligencia, logró hacer interesante lo que en otras manos hubiera sido, número tras número, un baile de personajes sin mas utilidad que la de ser “ganchos” para su venta.
En segundo lugar, la propia génesis del grupo. Los Exiliados, como su propio nombre indica, son arrancados de su realidad para unirse a un equipo heterogéneo de héroes (y villanos en alguna ocasión) con un único objetivo: Arreglar el continuo temporal. Su recompensa por su buen hacer es recuperar su vida y volver a su propio universo. Esta premisa hace que los guionistas no tengan que ceñirse a ningún modelo de los personajes elegidos, por lo que cualquier imagen que se acerque a la conocida en el Universo Márvel de siempre, se podría decir que es pura coincidencia.
Y en tercer lugar, los personajes elegidos y la buena caracterización de ellos. Aunque de cuando en cuando asistimos a la renovación de parte del equipo, son Morfo, Mímico y Destello, junto al Locus, los que mantienen la estructura no sólo del grupo, sino de la propia serie. De hecho, es Destello, un personaje fallecido (todo lo que puede estar un personaje dentro del mundo de los cómics) en las páginas de los X-Men (en el crossover La Alianza Falange, publicada por Planeta en nuestro país) y que se recuperó en La Era de Apocalipsis (otro crossover que eliminó la realidad conocida), quien es culpable de parte del éxito. Su aceptación entre los lectores fue tal, que desde Márvel no desperdiciaron la oportunidad de recuperarla. Y ¿Qué mejor que hacerlo con un grupo donde los personajes pueden venir de cualquier época y realidad?.

Conocidas ya los porqués de la perdurabilidad de una colección, nada mejor que ir directamente al tomo que nos ocupa: Los Exiliados: Escalofrío en la noche (si, titulada igual que una película de Clint Eastwood), es el último tomo publicado por Panini y que comprende los números del #52 al #57 de la serie original. Y es que, al igual que en los USA, en nuestro país la serie, aunque en tomo, tiene su lugar entre el resto de colecciones y con éste hemos llegado hasta el 12 y Panini ya ha anunciado que goza de la salud suficiente para que en este 2008 veamos algunos tomos mas publicados.
En este tomo, vemos como el nuevo guionista, Tony Bedard, el tercero ya tras Winick y el paréntesis que supuso Chuck Austen, se afianza y, tras el discreto paso de Austen, continua el buen hacer de Winick. Con tres historias auto conclusivas, Bedard nos lleva a Los Exiliados hasta tres realidades diametralmente opuestos. En la primera, aterrizan en una tierra muy parecida a la tradicional, en donde nuestra tierra, gracias a Ego (el planeta viviente), empieza a desarrollar una consciencia. Vengadores, 4 Fantásticos y alguna sorpresa mas nos esperan en sus páginas. La segunda, algo ligera y casi a lo que se denominaría fill-in (de hecho el dibujo está en manos del desconocido Sakakibara), nos lleva ante un ejemplo del denominado “Efecto Mariposa”. Un único número que se lee sin más y que es, sobretodo, divertido.
La tercera historia es, como se suele decir, harina de otro costal. Recuperando a Kulan Gath (un villano arrancado de época hiperbóreas y al que vimos contra Spiderman en una historia de las llamadas “clásicas”), observamos como, una vez mas, el villano convierte Nueva York en una ciudad de su propia época(como ya hizo, anteriormente, en su enfrentamiento con el arácnido). Los tres números que componen este arco, nos llevan a visitar ese Nueva York donde, si bien es verdad que Kulan Gath ha triunfado, las cosas no han ido como el propio villano hubiera querido. Una buena historia, con un gran número de secundarios conocidos y en el que vemos a un nuevo miembro del grupo y al que conocimos en las páginas de Alpha Flight. De hecho, el final del último número nos deja con la incertidumbre del papel de ese nuevo miembro.
Buenas historias al que hay que unir un buen dibujo. Calafiore ha tomado nota de algo que a muchos se le olvida: Si algo funciona, no lo toques. Con su particular toque (trazo recto y poco dado a las curvas) caracteriza a los personajes y sitúa la acción en su justa medida.
En definitiva, una de esas series que no deben ser pasadas por alto. Sólo nos queda esperar que Panini recorte la distancia con la edición original y poder disfrutar con ella mucho más de lo que lo hacemos.

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