sábado, julio 16

La Espera


Nada peor que la espera para perder los nervios. La mañana había empezado con una mala noticia: Se hablaba de atentados en Londres. Sara, llevaba mas de una hora llamando a su hermano. Un tono, dos...y vuelta a empezar. Una voz metálica le recordaba una y otra vez que el móvil al que llamaba no se encontraba disponible en ese momento.
"¿Por qué lo tienes apagado?Eres un idiota". Su respuesta era una mentira piadosa con la que engañar a la realidad: Su hermano era uno de los anónimos pasajeros de aquel maldito autobús.
Lo supo desde el primer momento, cuando vió el estado en el que había quedado el autobús que todas las mañanas paraba a dos manzanas de su casa, siempre puntual. Ahora, había quedado transformado en un amasijo de hierros, sangre y cuerpos despedazados.
Aquella mañana, decidió que arreglaría unos papeles y vió como su hermano partía sólo. Se despidió con una sonrisa, sin decir ninguna palabra. Se arrepentía de no haberle devuelto la sonrisa, de decirle lo que le quería, lo que significaba para ella y temía que fuera tarde.
Eran ya las tres de la tarde y llevaba horas dando vueltas con la mirada perdida, intentando pasar mas alla del cordón policial. Su mano derecha, se aferraba a una foto de su hermano. Había perdido la cuenta de las veces que la había mostrado, esperando que alguien reconociera su rostro.
No era la única que repetía una y otra vez el nombre de un ser querido; Madres, hijos, abuelos...todos buscaban un resquicio, un trozo de madera donde aferrarse en medio del océano de horror que se había creado. Ella, como los otros, mas de una vez creyeron ver entre los afortunados que abandonaban la zona, a la persona buscada, pero sólo eran espejismos en aquel desierto de desesperanza.
Sara lloraba, de rabia, impotencia, pena...Sus ojos, apenas derramaban ya alguna lágrima y la angustia empezaba a hacer mella en sus fuerzas. De repente, una llamada. Al otro lado de la línea una voz familiar: Su hermano estaba vivo. Acababa de despertar en la cama de un hospital.

Sara rió, y rostros desconocidos se giraron hacia ella, inquisidores, envidiosos de su suerte. Un rubor se apoderó de ella y apagó su risa. Algunos la abrazaron, otros comprobaban su móvil, buscando esa llamada que terminara con la espera y otros se preguntaban "¿Por qué él?", esperando que, el destino caprichoso, les diera alguna respuesta.

Harry Potter y el Príncipe Mestizo


A la hora de las brujas, se puso a la venta la nueva entrega, la penúltima según la autora, de Harry Potter, titulada Harry Potter y el Príncipe Mestizo. En España y hasta la llegada de las navidades (cosas del marketing), nos tendremos que conformar con la versión en inglés (que a tenor de lo que se espera a vender, debemos ser bilingües).

Del Universo creado por J. K. Rowling se pueden decir muchas cosas, pero que estuvo en el lugar adecuado y en el momento correcto es quedarse corto. El marketing, hizo el resto y lo demás ya lo sabéis: Ventas millonarias, éxito de taquilla de las adapatciones a la gran pantalla...La envidia de muchos escritores, tanto aficionados como profesionales, que se conformarían con la mitad de lo conseguido por ella.

En fin, que el resto de los aspirantes a escritores, podemos ir pensando en cómo llenar el hueco que dejará Potter y cía. después de la séptima entrega, que en palabras de la autora, será la última.

viernes, julio 15

Personajes literarios: Gandalf el Gris


"Mithrandir entre los elfos, Tharkûn para los enanos; Olórin era en mi juventud en el Oeste que nadie recuerda, Incánus en el Sur, Gandalf en el Norte, al Este nunca voy". (Faramir a Frodo hablando de Gandalf, El Señor de los Anillos, Libro IV).

Viéndole vagabundear por los caminos, nadie diría que bajo su túnica polvorienta y su andar cansado se esconde uno de los magos más poderosos de la Tierra Media. Mithrandir, Peregrino Gris, el Cuervo Gris de la Tempestad o simplemente Gandalf el Mago. El personaje más carismático y profundo de los creados por Tolkien tiene muchos nombres y un sólo propósito: encarnar la lucha del Bien contra el Mal.
Llegado a la Tierra Media poco después del despertar de la Sombra, recibió de los Elfos el Anillo de Fuego. Ataviado con un sombrero puntiagudo y apoyado en un bastón, Gandalf luchó a lo largo de dos mil años contra las huestes del mal. En la primera aparición del mago en "El Hobbit", Tolkien nos enseña a un mago sabio, huraño y misterioso, que azuza a los trece enanos y a Bilbo Bolson en una misión suicida contra Smaug el Dragón. Contra todo pronóstico la misión tiene éxito. Aún más, en el camino, Bilbo encuentra un anillo mágico, del que Gandalf sospecha lo peor. En efecto, setenta años después el mago descubre que se trata del Anillo Único, la fuente de poder de Saurón, el Señor Oscuro. Gandalf conducirá a Frodo, sobrino de Bilbo y heredero del Anillo, a un viaje al corazón de territorio enemigo para destruir el Objeto en el fuego con que fue forjado. En el camino Gandalf el Gris morirá en las Minas de Moria, pero su espíritu renacerá como Gandalf el Blanco. Convertido ya en el mago más poderoso de la Tierra Media, Gandlf se convierte en el capitán de las fuerzas del Bien junto a Aragorn, el rey de Gondor. Mientras los ejercitos de la Luz se enfrentan a las Tinieblas, Frodo y su criado Sam entran a escondidas en la retaguardia del Maligno y destruyen el Anillo de Poder, acabando de ésta forma con Sauron y expulsando la Sombra de la Tierra Media ¿para siempre? Concluída su labor, un Gandalf exhausto embarca junto a Frodo hacia las Tierras Imperecederas, el alegórico cielo tolkieniano.
¿Por qué el atractivo de Gandalf? Esta pregunta es muy interesante, y los millones de respuestas posibles son igualmente interesantes. No conozco a dos personas que hayan interpretado de la misma manera "El Señor de los Anillos". Por eso Peter Jackson, director de la trilogía de películas, tiene por delante una dura tarea: convencer a muchos en el territorio de sus propios sueños. O de sus propias visiones de un sueño, mejor dicho.
Dejando esto a un lado, está claro que Gandalf, un ser misterioso, lleno de poder y sabiduría, es atractivo de por sí. Pero a ello se añade el componente romántico de la imagen: un aventurero que ciñe espada y calza botas bajo la túnica, eterno peregrino por los caminos de la Tierra Media en su lucha contra el mal. Rebosante de carisma, autor de frases tan admirables como sus hazañas, Gandalf representa el Bien y la Virtud incansables, pero a la vez tan misteriosas e insondables como los renglones torcidos que al final siempre escriben recto.
Según el mismo Stephen King, rendido admirador de Tolkien, reconoció en una ocasión, el personaje de Gandalf sirvió de inspiración para su Randall Flagg (cuyo nombre contiene el de Gandalf), solo que evidentemente transformado en servidor del Mal (En Apocalípsis se intuía, y se hizo aún más claro y evidente en Los ojos del Dragón). Para Tolkien, cincuenta años antes, la inspiración fueron los ángeles de la mitología judeocristiana, entendidos como agentes de Dios y del Bien Supremo. Hoy por hoy King es consciente de que el Mal es más interesante.
Pese a ello el personaje de Gandalf será inmortal, uno de los mejores en la literatura inglesa y el más logrado de los creados por Tolkien.

Faltaban doce horas para el fin del mundo


Faltaban doce horas para que llegara el fin de mundo y seguía en un atasco. Absurdo, pero típico de una ciudad como Madrid. En el cielo, se veían los primeros efectos de la inversión del campo magnético, y si no fuera por el trágico destino al que nos dirigíamos, la hermosa aurora boreal que se estaba formando hacía olvidar lo que estaba ocurriendo.
Al contrario que a mucha otra gente, la noticia no me sorprendió; Contaminación, deforestación, efecto invernadero... La única diferencia es que ahora sabíamos la fecha, pero el final era el mismo.
El día había empezado como siempre; Incluso en el fin del mundo, algunos debíamos ir a trabajar, como es mi caso. Claro que, nada mas entrar a la oficina, le hice entender a mi jefe que, era un verdadero “capullo”. En otras circunstancias no me hubiera atrevido, pero ¿qué iba a hacer ahora?; ¿Despedirme?...Después de esto, me acerqué hasta el parking, donde el coche de Héctor, ocupaba, como siempre, parte de mi plaza. No pasaba nada; Saqué de mi coche un martillo comprado para darle un buen uso, y con gusto, le golpeé hasta dejarlo irreconocible.
Por supuesto, le dejé una nota rogándole que, en días sucesivos, dejara de ocupar mi parte de la plaza. “Una hora” pensaba cuando, después de llegar a casa y comer todo aquello que dispararía las alarmas sanitarias, me fumaba un estupendo habano cubano, acompañado de una copa del mejor whisky escocés. Antes de todo eso, había hecho el amor con una hermosa mujer que acababa de conocer. El suelo empezaba a temblar y en el horizonte se dibujaba una enorme tormenta eléctrica, que acabaría con nosotros.
Aquel había sido un gran día.

Una nueva etapa

Nuevo blog, nueva vida, podría decirse. Algunos que ya me conocéis, sabéis que me encanta escribir y después de darle muchas vueltas, nada mejor que crear un blog donde dejar relatos, ideas y demás.

Espero que os guste

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